Noticia | 12 Septiembre 2011

BANCO ESTADO DEBILITA EL AHORRO

El Banco del Estado por aumentar sus utilidades ha debilitado el ahorro en Chile.
Por Rolando Chateauneuf, Vice Presidente de Conadecus.
Al Banco del Estado creado en el Gobierno del Presidente Carlos Ibáñez del Campo, mediante la fusión de tres importantes instituciones de fomento: la Caja Nacional de Ahorros, la Caja Agraria y el Instituto de Crédito Industrial, le quedó como importante herencia la responsabilidad de la política de fomento del ahorro masivo en el país, que iniciara la emblemática Caja Nacional de Ahorros.
También tuvo la herencia de la antigua Caja Agraria en cuanto a su apoyo a la agricultura, el cual fue muy positivo. Cabe destacar cómo en el pasado el Banco vendía insumos y maquinaria agrícola en todo el país, a precios uniformes, favoreciendo especialmente a los agricultores y campesinos más alejados de las grandes urbes. Además esta empresa fomentaba a que el campesino se incorporase al sistema financiero mediante sus cuentas de ahorro a la vista, en las que podía ir depositando los ingresos de sus ventas y haciendo los giros para cubrir sus necesidades; esto constituía un primer paso, sin mayores riesgos y enseñando, para que el día de mañana pudiese abrir su cuenta corriente. Era una loable política de una empresa del Estado.
La política nacional de fomento al ahorro masivo, debe recordarse, que entre otras iniciativas estimulaba a los niños a ahorrar, desde las mismas escuelas y en todo el territorio. Con estampillas, alcancías y con el mensaje a sus padres, se alentaba a la apertura de cuentas de ahorro y a continuar con el proceso posterior de estímulo a los flujos monetarios hacia esa Caja Nacional de gratos recuerdos de muchos de los hoy mayores. La Caja tenía sucursales en todas las provincias del país. Se nos debe venir a muchos a la memoria su entretenido almanaque que cada año la institución editaba y donaba a los poseedores de la libreta de ahorros, a la que timbraba con ALMANAQUE. Debe recordarse que la antigüedad de la cuenta, los saldos y la continuidad y montos de los depósitos premiaban a los ahorrantes con beneficios mayores.
Al parecer Chile ha dejado de tener una política pública de Estado de fomento del ahorro masivo, cuyo pilar fue primero la Caja Nacional de Ahorros y después, su sucesor, el Banco del Estado de Chile. Ahora interesa más, al parecer, que este banco tenga altas utilidades y elevadas rentabilidades, para prestigio de quienes lo dirigen o para incrementar los ingresos fiscales.
Desde hace un par de años, siendo Presidente del Banco el señor Jaime Estévez, se procedió a cobrar comisiones fijas trimestrales a millones de cuentas de ahorros que en su mayoría son de personas o familias modestas, que llegó a tener gracias a una política de Estado del pasado. Así se empobrece a los más pobres, se destruye el capital social nacional creado por un sistema de ahorro popular que viene desde las primeras décadas del siglo pasado, que permitió crear el hábito masivo de ahorro en el país. Esta nueva política pasa a generar, al margen de la ley, el impuesto posiblemente más regresivo que haya existido en Chile, ya que estas comisiones sacadas mayoritariamente a modestos ahorrantes, aumentan considerablemente las utilidades del Banco, las que pasan a ingreso fiscal. Además estos cobros destruyen esa masiva y valiosa estructura de ahorro heredada de otroras políticas de Estado.
Una familia de bajos ingresos y con varias libretas de ahorro de algunos de sus miembros, poseedora del plausible hábito formado por políticas públicas del pasado, es la que se ve más afectada; la comisión que se cobra es independiente de los saldos y de la edad de los ahorrantes. Podríamos preguntarnos: ¿no está esto contribuyendo a agudizar las desigualdades en la distribución del ingreso, que tanto se hace aparecer como inquietud del Gobierno y de los políticos?
Llama la atención la pasividad respecto a un tema de tanta significación humana y socioeconómica. Cabe preguntarse ¿si no será ello consecuencia del poder fáctico que tiene esta poderosa institución, con la cual no conviene indisponerse? ¿La pasividad de la prensa no tendrá también razones similares?
Más que constituir un problema legal, éste es un problema ético y de Estado.
Los ahorrantes, desorganizados, pasivamente ven perder sus sacrificados ahorros o bien, estoicamente cierran sus cuentas antes de perder más, ya sea voluntariamente o bien obligados a ello cuando ya el Banco les ha absorbido todos sus recursos, mediante el cobro trimestral automático de sus reajustadas comisiones.
¿No sería más ético, más honesto, que el Gobierno anunciara públicamente una política de eliminación de este sistema de ahorro popular, recomendando a los ahorrantes que cierren lo antes posible sus cuentas, en lugar de que el sistema siga absorbiendo los ahorros de millones de personas que creyeron en una política de Estado del pasado?
Cuesta creer que el Estado esté contra el ahorro, pero es más, quien tiene que hacer declaraciones de impuestos está no sólo obligado a declarar y tributar por los bajos intereses que paga el Banco, de los cuales ni puede descontar sus pagos de comisiones que habitualmente superan a los primeros, sino que además debe ir a la institución bancaria, pedir un certificado que acredite los intereses devengados, habitualmente no retirados, y más aún tiene que volver días después a retirar el certificado correspondiente. No basta con que Impuestos Internos ya tenga registrado los intereses, sino que obliga a su certificación.. Durante un tiempo estos intereses estuvieron exentos de tributos; además para su declaración, bastaba con una fotocopia de la página de la libreta donde quedaban registrados los intereses obtenidos; eso era incluso cuando Impuestos Internos no disponía automáticamente de la información que hoy recoge.
El ahorrante común pierde patrimonio por las comisiones que el Banco cobra y más encima tiene que tributar por los míseros intereses que devenga. Parece no caber dudas que se está en contra del ahorro de los pobres y de la clase media.
Preocupante es la política de los últimos años del Banco del Estado, al que ahora se le pretende identificar con la sigla comercial y dinámica de BANCOESTADO.
Se creó en el pasado, en varias generaciones, el hábito de abrir a los descendientes una libreta de ahorro en el Banco del Estado y periódicamente hacerles depósitos, pensando especialmente en el futuro. Los empresarios de otras épocas solían dar a sus trabajadores al nacimiento de sus hijos o nietos, motivación y recursos para la apertura de estas libretas. Muchos ahorrantes estaban orgullosos de sus libretas, en las cuales depositaban sus pequeños excedente para incorporarlos a sus cuentas y ver incrementar sus saldos.
Una de las rojas libretas de ahorro del Banco del Estado, de los comienzos de los años 60, señalaba textualmente en su interior:
“Esta Libreta – SU CUENTA DE AHORROS – representa para Ud. el mejor medio de asegurar su porvenir y afrontar cualquiera contingencia futura.
El dinero que deposite en su Cuenta estará bien protegido y se acrecentará con los intereses y reajustes que le abone el Banco del Estado.
Recuerde que de la frecuencia de sus depósitos, el promedio de sus saldos y la antigüedad de su Cuenta depende que Ud. pueda disfrutar de los muchos beneficios que el Banco del Estado le ofrece”.
“BANCO DEL ESTADO DE CHILE”
Ayuda a progresar al que sabe ahorrar
Una libreta personal de un cliente, de las llamadas doradas, obtenida de un cambio por término de capacidad del anterior efectuado en marzo de 1999, señala en su interior, entre otras cosas:
” Sus depósitos estarán bien protegidos y se acrecentarán con los abonos de reajustes e intereses que le efectuará el Banco”
” – El Banco está facultado para cobrar Comisiones: por exceso de giros en los períodos fijados, por el reemplazo de libretas (pérdidas, deterioros, etc.) y por el uso de Cajeros Automáticos, salvo en los casos expresamente determinados”.
Desaparece del contenido de la nueva libreta todo lo referente al fomento del ahorro y la mención de beneficios. Éste parece ser ya un síntoma del abandono de una política de Estado de fomento al ahorro. Al renovar esa libreta el cliente pide que se registre su antigüedad del año 1938 y un empleado le dice que para qué quiere eso si ahora no sirve de nada. La insistencia del ahorrante logró que su antigüedad quedara registrada, en la espera que las cosas puedan cambiar a futuro.
Fue tradición en el pasado que las altas autoridades del Banco del Estado fuesen funcionarios de carrera. Ello contribuía a mantener un espíritu de servicio, una identidad con la institución y sus tradiciones y, lograr el ascenso de los más capaces a los cargos superiores. Conocían las realidades, los problemas y las aspiraciones de los sectores populares. Estas estructuras eran defensoras de las penetraciones políticas en los nombramientos.
No es fácil para los ahorrantes defender sus patrimonios y sus cuentas. La mayoría está en proceso de cerrar sus cuentas y ya muchos otros las han o se las han cerrado.
Es meritorio lo que ha hecho CONADECUS (Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios), organización de voluntarios dirigida altruistamente por personas de valores del pasado, que ha logrado enfrentar judicialmente al Banco del Estado por estos cobros de comisiones que serían ilegales. En El Mercurio del 21 de mayo del 2005 se informaba en un interesante artículo titulado “Millones de personas que demandan millones”. Señala en él entre otros contenidos:
” El Banco del Estado es objeto de la primera demanda de interés colectivo en el país. La asociación de consumidores CONADECUS asumió la representación de los 4 millones de personas que poseen cuentas de ahorro, a las cuales la entidad bancaria debería devolverles sobre los US $ 16 millones, por supuestos cobros indebidos”.
” Pero a casi un año de la promulgación de la nueva ley, recién está en proceso la primera demanda de este tipo, interpuesta por la CONADECUS en contra del BancoEstado, por el cobro de 0,02 UF (unos cuatrocientos pesos) trimestrales a cada una de sus cuentas de ahorro desde el 1° de octubre de 2004.”
” A la fecha, considerando los casi cuatro millones de cuentas de ahorristas que tiene el banco fiscal, suman alrededor de US $ 16,5 millones los que el banco habría ilegalmente cobrado”.
” La jueza Patricia Gómez, que llevó la causa en el 14° juzgado civil de Santiago declaró admisible la demanda, pero el Banco del Estado apeló y la Corte de Apelaciones deberá resolver la admisibilidad en segunda instancia.”
En La Segunda del 4 de julio de ese año aparece la noticia titulada: “Banco Estado: Corte de Apelaciones acoge demanda colectiva por cobro de comisión”
“LA PRIMERA DEMANDA de interés colectivo – class action – presentada en el país y que tuvo como protagonista al Banco del Estado anotó una victoria en la Cuarta Sala de la Corte de Apelaciones.

Publicado por
Michelle Azuaje Pirela

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