Noticia | 12 Septiembre 2011

PARA UN SERNAC FINANCIERO

PARA UN SERNAC FINANCIERO
Por Ernesto Benado, Director de Conadecus.
La mitad del negocio bancario se basa en cobrar comisiones que se adicionan a los ingresos por intereses. Es una larga lista: Comisiones por conceder un sobregiro, aunque UD. no lo use y sólo lo requiera por si se produce un error en la chequera y no quiere que le devuelvan un cheque. Comisión por deducir de su cuenta corriente las cuentas de servicio que UD. ordene pagar automáticamente. Comisión por disponer de una tarjeta que le permite usar los cajeros automáticos. Comisiones por administrar la tarjeta de crédito con que UD. paga sus compras. Comisión por recibir en moneda extranjera alguna remesa desde el exterior.. Comisión por cualquier compra que UD. haga fuera de Chile con la tarjeta de crédito del banco y Comisión si UD. usa la tarjeta para retirar dinero de su propia cuenta corriente estando en el extranjero.
Además hay un cargo por seguro de degravamen por si UD se muere y hay un saldo de deuda pendiente y finalmente una suma mensual, por si le roban los cheques y/o las tarjetas de crédito.. Además todos los gastos derivados de la operación bancaria se cargan como gastos generales y se deducen de las utilidades. Las comisiones así son un ingreso neto y aumentan las utilidades.
Las relaciones entre los bancos y los clientes, entre los bancos y el Banco Central están reguladas por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras. Pero la SBIF no está para proteger a los clientes de los bancos, los clientes ni figuran en la ley en que se basa la institución. Las preocupaciones de la SBIF están en que el sistema no se desfinancie, en que no se produzcan estafas con los fondos de los depositantes y que, finalmente, como el Estado garantiza gran parte de los depósitos, dar seguridad y estabilidad al negocio bancario y que no termine el Estado pagando los robos y desfalcos. La SBIF basa su estrategia en asumir que rige la libre competencia entre los bancos y que los clientes pueden libremente cambiarse de un banco a otro para usar la mejor oferta de crédito. Las tarjetas de créditos comerciales, las de las grandes tiendas que tienen sus propios bancos, no están controladas por la SBIF. Sólo se les requieren ciertas informaciones básicas y son las que mayores abusos cometen con los consumidores.
Después de la gran crisis financiera del año 1982, el Estado tomó una serie de precauciones para no tener que hacerse cargo otra vez de los negocios y fraudes de la banca privada. El sistema ha funcionado bien en los pasados 30 años y no se han producido manejos especulativos y engañosos como los que ocurrieron en EE.UU en los pasados dos años.
La necesidad de un SERNAC financiero se justifica para proteger a los consumidores y usuarios del crédito de las prácticas abusivas a que están sometidos y a hacer que el crédito sea un servicio público con una función social, regulable de acuerdo a los intereses de la sociedad en su conjunto.
La primera regulación a ser establecida debería ser la de fijar una comisión mensual única que a los poseedores de una cuenta corriente les dará derecho a usar todos los servicios del banco SIN cobros adicionales .Así es en los principales bancos europeos.Como el mantenimiento de las cuentas corrientes, de las cajas pagadoras y recibidoras y de las oficinas de atención al público, son un gasto general cuantificable, los bancos deben competir por cual es el que ofrece los mejores servicios con el cobro más bajo de comisión mensual, que les garantice recuperar el costo de los servicios.
En la actualidad, la multiplicidad de comisiones y la complejidad de su cobro hace imposible para el cliente bancario evaluar la mejor oferta del mercado. En cuanto al costo del crédito el cliente bancario se encuentra con dos vallas prácticamente insoslayables:
Un cliente no puede cambiarse de banco libremente.Establecer una relación crediticia toma tiempo, establecer confianza y tiene además un costo. Los clientes bancarios son en gran medida clientes cautivos. Además si se quiere abandonar un banco, éste tiene el derecho discrecional de acelerar el cobro del crédito completo y, a veces, de castigar con uno o dos de los dividendos pendientes.
Los consumidores deben además ser protegidos por una regulación que cambie la manera de determinar la tasa máxima de interés convencional y que actualmente se basa en un ciclo perverso: se mira cuanto cobran los bancos y financieras en sus intereses de pizarra y se los aumenta en 50%.- Cuando las pizarras suben sus cifras, el interés convencional sube a su vez y determina una nueva alza de los intereses corrientes.
La regulación nueva deberá considerar el costo del dinero para los bancos y financieras (Banco Central, bonos propios emitidos a plazo, costo de la captación de dinero por los depositantes) el riesgo del universo de clientes de una misma caracterización socioeconómica, la inflación proyectada y una justa retribución al capital invertido. La tasa máxima no podría exceder en un 30% de los intereses corrientes así determinados. En la actualidad las tarjetas comerciales más onerosas están cobrando hasta un 40% más sobre el cálculo justo a los consumidores.
No en balde en Chile las casas comerciales cobran más caro por comprar un bien al contado, que comprado con sus tarjetas de crédito a largos plazos. El negocio está en la utilidad que corresponde a los intereses recargados y que hacen que el consumidor, a veces, pague hasta el doble por el bien adquirido. Además algunos productos están rebajados sólo si se compran con tarjeta. Es precisamente de las utilidades que se obtienen a partir de los créditos que salieron los bancos Paris y Falabella.
Dar transparencia a las transacciones e impedir el engaño y el abuso a los consumidores de crédito será la gran meta del Sernac Financiero. Para cumplir su misión deberá tener autonomía que le permita actuar al margen de los poderosos lobbies financieros y tener facultades fiscalizadoras y sancionadoras que le permitan actuar en el mercado financiero. En todo caso deberá producirse una coordinación estrecha entre el trabajo del Sernac actual, que no tiene facultades fiscalizadoras y la SBIF que tiene amplias facultades fiscalizadoras, pero que no está entre sus metas preocuparse del abuso a los usuarios del crédito y de las tarjetas comerciales.

Publicado por
Michelle Azuaje Pirela

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