Noticia | 12 Septiembre 2011

TRANSGENICOS

Los transgénicos nuevamente salen a la palestra.
El etiquetado de los alimentos en que se advierta de su presencia y la penetración de especies transgénicas en la agricultura nacional .
Por Rolando Chateauneauf.
¿Por qué no se exige que en el etiquetado de un alimento que contiene componentes transgénicos se señale esa condición? ¿Conviene que se amplíen en Chile los cultivos transgénicos, ahora destinados a producción para su uso en el país? ¿No podríamos pensar en una política de Estado que nos lleve a una agricultura libre de transgénicos?
Con fecha 10 de enero de 2011el Presidente de la República y los ministros de Agricultura, del Medio Ambiente, de Economía Fomento y Turismo y el de Salud firman un proyecto de ley en que se propone al Parlamento, proyecto que en el fondo legislaría sobre los vegetales genéticamente modificados, en el campo más amplio de su cobertura, desde la investigación, pasando por la producción y la comercialización, hasta llegar al consumo. Puede llamar la atención que los ministros del Medio Ambiente y de Salud respalden esta legislación, como también el ministro de Agricultura, frente a la oposición de amplios sectores de productores. Sin duda que hay sectores empresariales y profesionales interesados en su amplia utilización.
En este proyecto, dos contenidos aparecen a mi juicio como fundamentales, uno es el que se permita cultivar en Chile especies mejoradas transgénicamente, y el otro, que no se exija que un alimento que contenga componente transgénico, deba etiquetarse señalando aquello. Se llega al extremo de plantear que se puedan etiquetar como libre de transgénicos a los que tengan esta característica, en lugar de etiquetar obligadamente a los que los contienen.
No pocos temen que los grandes intereses nacionales y externos estén influyendo en estas proposiciones, las que a su vez podrían afectar negativamente a amplios sectores de la agricultura nacional, especialmente a pequeños productores y muy en particular a la agricultura orgánica. Podrían ser disposiciones que agudicen las aún altas desigualdades en la distribución del ingreso y de la riqueza en Chile. También, con no pocos argumentos, se teme por los efectos negativos en la biodiversidad y en el medio ambiente.
La opinión pública se encuentra dividida. Seguramente la controversia se irá agudizando.
Un tema que especialmente preocupa a las organizaciones de los consumidores es que se le margine al consumidor del derecho a saber si el alimento que ingiere contiene un componente transgénico. Cabría preguntarse si con esta disposición no se estarían violando derechos constitucionales. En otros países, especialmente en europeos, existe esta exigencia. También se me ha informado en que en algunos países de América de Sur se tienen disposiciones de esta naturaleza.
El 12 de marzo salió publicada en El Mercurio una carta al Director en que se señalan los beneficios de los transgénicos. Una carta bastante bien fundamentada, enviada por un profesional relacionado con sectores productores interesados en que los transgénicos se introduzcan ampliamente en el país. Los numerosos comentarios que llegaran a esa carta, reflejan parte importante de los contenidos de las controversias que se irán acentuando. Se aprecian posiciones muy controversiales entre los científicos que más conocen de estos temas y más han investigados sobre ellos; para mí fue en cierto modo una sorpresa. Mi intención es en otro artículo analizar esa carta y sus comentarios.
Sin duda hay un fuerte argumento a favor de la producción de transgénicos en Chile para ser utilizados como alimentos o insumos en el territorio, éste es el hecho de que se permita la importación de productos agrícolas transgénicos, donde se destaca la soya y el maíz y no se haya permitido el cultivo nacional de ellos.
El tema puede abordarse, tratando de simplificar el análisis en una primera etapa, desde dos aproximaciones, una es la del consumo y la otra es la de los cultivos en el país – por sus efectos en el medio ambiente, en la biodiversidad y en sus efectos sobre otras especies tanto de carácter vegetal como animal.
Debe tenerse presente que en Chile se autorizó durante gobiernos anteriores el cultivo en nuestra agricultura de semillas transgénicas, para producir semillas con estas característica, pero sólo para ser exportadas. Es un rubro bastante importante de nuestra agricultura en que se aprovecha las diferencias de estaciones entre ambos hemisferios, lo que permite dos ciclos al año con sus efectos en acelerar investigaciones y aumentar producciones.
Hay dos aspectos que se deben tener presente: uno, el ya ha comentado, el que en Chile desde hace años se tienen cultivos transgénicos, y el otro, que existen reservas o secretos de las localizaciones de estos cultivos. Sin duda que se está negando información a la sociedad chilena, se le puede considera un atentado en contra de la tan mencionada transparencia.
El SAG es el dueño de estos secretos. Dos razones he oído a favor de esto: uno es que esa obligación se han establecido en los contratos, por lo cual no podría ahora generarse la transparencia, contratos especialmente con empresas extranjeras. La otra razón sería el temor a atentados a estos cultivos.
Cabría preguntarse si la transparencia se hubiera considerado antes de firmar los contratos, ¿se habrían podido concretizarse éstos? Pienso que esa transparencia no hubiera sido un impedimento. Parece extraño el argumento de los atentados, ya que si alguien quisiera actuar violentamente contra estos cultivos, posiblemente se las podría arreglar para conseguir la información.
Una razón no dada a conocer podría ser el interés en que la población de la zona ignore la presencia de estos cultivos, los que podrían dañar su biodiversidad y en general su medio ambiente; así se evitarían reacciones en contrario. Si esta razón hubiese existido, sería algo muy grave.
Pasando a otro tema:
¿No podríamos pensar, como una alternativa de análisis, en una política de Estado que nos lleve a una agricultura libre de transgénicos?
Sin profundizar todavía en sus posibles ventajas y desventajas, me he permitido plantear esta idea o slogan. “Mantengamos a la agricultura chilena libre de transgénicos”.
¿No nos permitiría esa condición posiciones favorables en los mercados externos? ¿No serán más apreciadas nuestras exportaciones frutícolas y de varios de los otros alimentos que exportamos o que tenemos potencialidades de exportación? Frente a sorpresas negativas que puedan generar en el mundo el consumo de transgénicos, ¿no nos daría una estabilidad en nuestras posiciones en los mercados externos?
Es reconocido que en la introducción de los transgénicos es imposible llegar al riesgo cero, además siempre existirán incertidumbres. Desgraciadamente los efectos negativos muchas veces tardan en manifestarse. Recordemos un par de casos. El DDT que tantos beneficios originó en el mundo, entre éstos en la lucha y erradicación de la malaria y contra muchas plagas en la agricultura; después se captaron los daños en el ser humano y su uso quedó prohibido. Otro caso muy triste fue el de la Thalidamide.
Ambos usos fueron de relativamente fácil solución hacia futuro. Se deja de producir y de consumir y se desaparecen los daños a las nuevas generaciones, aunque en el caso del DDT pueden quedar residuos, los que lentamente tienden a desaparecer. Desgraciadamente los efectos de los transgénicos pueden generar en la biodiversidad y en el medio ambiente efectos perjudiciales con tendencia a perdurar e incluso a agravarse.
Al terminar este artículo, no puedo dejar de manifestar mi inquietud sobre la falta de preocupación del actual gobierno por la inocuidad alimentaria. La Agencia Chilena para la Inocuidad Alimentaria (ACHIPIA), interesante herencia que dejara el anterior gobierno, aparece como olvidada. Da la sensación de que se debilita la incipiente vigilancia de la inocuidad de los alimentos, que debería haberse reforzado. Muchos esfuerzos se hacen en el ministerio de Salud por reglamentar la presencia de residuos máximos de pesticidas en los productos agrícolas, pero esa reglamentación mal se fiscaliza para el mercado interno.
Poco se ha oído el último tiempo de transformar el ministerio de Agricultura en Ministerio de Agricultura y Alimentación, como se anunció en sus comienzos y se reflejaría en el traslado aparentemente extraoficial de ACHIPIA a este ministerio; debe recordarse que ya del gobierno anterior venía la idea del ministerio de Agricultura y Alimentación.
Hay que tener presente que el tema alimentario no es sólo de producción, de oferta. Muy importante es todo lo relacionado con el consumo, con la alimentación y la nutrición. La educación alimentaria es relevante, como también la inocuidad de los alimentos. Agricultura, Salud y Educación tienen importantes responsabilidades en la alimentación y la nutrición. Tengamos presente como importante problema que se agrava el relacionado con el sobrepeso y la obesidad, y cómo éste se hace presente en el estudiantado.

Publicado por
Michelle Azuaje Pirela

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