Noticia | 12 Septiembre 2011

TV LIBRE

TV Libre y Gratuita para la ciudadania.
Y como es difícil encontrar a alguien en este país que no sea consumidor habitual de bienes y servicios, a Calderón le sobra trabajo y cruzadas en las cuales embarcarse con su organización, donde hay abogados expertos en los engranajes del sistema financiero, periodistas que investigan las zonas erróneas del mercado y asistentes sociales dispuestas a atender a una anciana atribulada que está a punto de perder sus bienes por un embargo judicial que no se ajusta a derecho. Con su acción coordinada han logrado doblarle la mano en numerosas ocasiones a los bancos,empresas y trasnacionales con demandas colectivas.
Entre los temas que por estos días le preocupan a Calderón y su equipo está el posible cobro por la que, hasta ahora, ha sido la televisión abierta de libre recepción en Chile. De acuerdo al estado actual de tramitación del proyecto de ley para el tránsito a la TV digital que acaba de salir de la comisión de Cultura de la Cámara de Diputados para ser votado en sala, los actuales operadores de televisión abierta podrían tener en el escenario digital (que permite a un mismo canal transmitir a través de un multiplex, dentro de sus 6 mghz, varias señales, por la mejor capacidad de uso del espectro radioeléctrico del nuevo sistema) hasta un 50 por ciento de sus emisiones de pago, reservándose la otra mitad exclusivamente para la TV gratuita.
Hernán Calderón enfrentó este aspecto de la ley desde la óptica de los derechos ciudadanos y descubrió que, al menos, se estaba vulnerando uno básico: el derecho que tiene cada persona a recibir programación televisiva a través de señales abiertas, sin pagar por ellas, como ha sido desde que surgió la televisión en Chile y que marca su diferencia con la TV por cable o satelital. Esta visión defendida por Conadecus concuerda con lo sostenido por el Observatorio de Medios en cuanto a que la TV de libre recepción debiera hacerle honor a su nombre y mantener su carácter esencialmente gratuito como, por ejemplo, sucede en Estados Unidos con las señales de la televisión abierta.
Está concordancia nos impulso a conversar con Hernán Calderón en la sede de Conadecus, a un costado del Ministerio de Educación, a media cuadra de La Moneda y a una distancia prudente de los bancos, de las financieras y de la Bolsa de Comercio.
– ¿De qué manera el hecho de que esté en juego la gratuidad de la televisión abierta en el proyecto de ley para el tránsito a la TV digital, que se debate actualmente en la Cámara, representa un atentado para los usuarios como plantea usted en una reciente columna del diario La Tercera?
Nosotros queremos que la ley separe claramente lo que es la televisión de pago de la televisión pública, ya que la mayoría de los canales de la TV abierta que existen hoy tuvieron en sus orígenes un papel relevante en la formación de los ciudadanos, que tiene que ver con un principio social por el cual se les entregó las concesiones a las universidades y al Estado. Ese principio se ha ido perdiendo poco a poco con la paulatina privatización de los canales. Que la televisión abierta de hoy día tenga la posibilidad de convertirse en de pago podría significar que en el futuro la mejor teleserie del momento tuviera que ser cancelada por la dueña de casa, planteándose el problema de la discriminación por la posibilidad de que una persona pueda pagar y otra no. A nosotros nos parece relevante que se mantenga la gratuidad de la televisión abierta. Pero tan importante como lo anterior es que surjan programas que apunten a crear cultura asociativa y que las organizaciones sociales y comunitarias puedan expresarse.
-Lo concreto es que, hasta ahora, el hecho de ser gratuita no ha sido garantía de televisión de calidad ni de que se incluya a la ciudadanía activamente en su programación…
Es que paralelamente al principio de gratuidad nos tenemos que plantear qué televisión abierta queremos. La televisión pública, tanto la universitaria privatizada como la televisión del estado, simplemente está trabajando por el rating y no por los contenidos de calidad. Hoy día nuestra TV no apuesta por la cultura, sino por el mayor rating. Ese es el problema de fondo: el rating profundiza la mala calidad de la televisión, porque los canales compiten a quién tiene el mayor impacto, pero no les interesa que exista un contenido de calidad. Entonces la ley es una gran oportunidad de ponerle atención a los contenidos y a cuáles son los efectos que la televisión produce en la ciudadanía, que es un tema muy profundo.
– Hay quienes sostienen la teoría de que, en parte, la mala calidad de la televisión se debe justamente a su gratuidad. Colocan como ejemplo a la TV pública inglesa que se financia con una tasa que se les cobra anualmente a las personas por tener un televisor…
El modelo ingles es muy particular y tiene que ver con el diseño de políticas públicas. Desde mi perspectiva, toda la televisión abierta en Chile es pública y el hecho de que hoy día la controlen grupos económicos es un cuento aparte, porque su destino fundacional era ser pública.
Fórmulas para financiar a la TV no comercial
– ¿Ustedes como institución han pensado en formulas para que la televisión de pago o la privada de libre recepción puedan financiar a la televisión pública -de manera que salga de la lógica del mercado- pagando una tasa por el uso del espectro radioeléctrico como sucede en España, por ejemplo?
Esa es una alternativa. Hay que buscar fórmulas para que la ciudadanía se pueda expresar. La televisión de pago podría abrir espacios de expresión temáticos. A nosotros nos interesa que la opinión de los ciudadanos este ahí. Deben existir espacios gratuitos para que la ciudadanía pueda plantear sus demandas y puntos de vista en esos dos tipos de televisión: la pública y la de pago. Hay que buscar una fórmula para que la ciudadanía se pueda expresar y garantizar la voz de la ciudadanía en la TV. Ahora, ¿de qué manera se pueden mejorar los contenidos? La respuesta no es fácil porque, por ejemplo, el CNTV a través de los fondos de calidad financia programas buenos y otros que dejan bastante que desear, a pesar de que son fondos públicos.
– ¿De qué manera le gustaría participar a la corporación que usted dirige en esos espacios que surgirían con el advenimiento de la televisión digital?
Hay muchos aspectos. Desde la educación de los derechos de los niños hasta ayudar a las dueñas de casas en la economía doméstica o en la educación financiera. El mayor costo actual es la trasmisión de los mensajes, porque un minuto en TV es muy caro. Es muy alto el precio que hay que pagar para poner en circulación una visión distinta de lo que le pasa a los consumidores y sabemos que es muy difícil para las organizaciones sociales, comunitarias o ciudadanas, sostener un canal o un medio de comunicación por el problema del financiamiento. Además, en nuestro caso existe la limitación de que no podemos tener publicidad. La ley prohíbe a las asociaciones de consumidores recibir propaganda o recursos de los proveedores, por lo tanto estamos en una situación compleja. Por eso, el primer desafío que nos planteamos ante el tránsito a la TV digital fue ver si es posible tener un canal o asegurar espacios para que la ciudadanía, las organizaciones comunitarias y sociales se puedan expresar ya sea a través de medios estatales o privados.
¿Ha visto en la televisión actual algo cercano a lo que usted está planteando, en los matinales, por ejemplo, o los llamados programas de servicio público?
No se ha desarrollado el tema. Más allá de resolver el problema de la persona que ha llamado puntualmente a un espacio, nosotros queremos hace un programa que eduque a la gente. Muchos ciudadanos no saben cuáles son sus derechos en muchos aspectos del mercado, no saben distinguir los productos financieros, no saben lo que son sus tasas de interés. Necesitamos educarlos. Por ejemplo y a menor escala, en nuestra página web hay un espacio de consulta, donde nuestra abogada responde todos los días inquietudes de los usuarios y los asesoramos y orientamos.
– ¿Y recibe reclamos de la TV?
De la televisión de pago mayoritariamente. La mala la señal… que le cortaron el servicio… que el canal X no estuvo a la vista… eso es lo que más reclama la ciudadanía desde la posición de usuarios y consumidores. Los reclamos por los contenidos van mayoritariamente al CNTV, que es dónde corresponde, porque es el organismo regulador.
– Finalmente, desde su visión le preocupa la influencia que la TV ejerce en los consumidores a través de la publicidad
Por supuesto, usted toca un punto que nos preocupa mucho. Por la vía de la publicidad la televisión está modelado un ciudadano consumista, más preocupado de sus temas personales que de la integración social. La televisión ha modelado a los consumidores como personas individualistas y no le sirve a sus propósitos comerciales trasmitir asociatividad. Una organización como la nuestra busca provocar asociatividad entre las personas y por eso nos interesa una TV que sea un espacio de encuentro y de reflexión de los ciudadanos organizados. El resultado podría ser tener una comunidad mucho más informada en temas de verdadero interés para las personas y no para los proveedores que se mueven esencialmente por la utilidad y el afán de lucro.-

Publicado por
Michelle Azuaje Pirela

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