Noticia | 18 Agosto 2014

El Derecho a tener sed

sedAlicia Gariazzo

Economista, Directora de CONADECUS

La sed es la necesidad más imperiosa del ser humano, más que el hambre o el sexo. No se puede vivir sin beber agua, incluso no se puede sobrevivir mucho tiempo con los propios orines. Y esta se reparte al igual que la pobreza. En EEUU cada habitante puede llegar a usar 550 lts diarios, mientras cada habitante de Mozambique tiene acceso sólo a 10 o 20 litros. Difícil imaginar lo que es vivir sin agua y la vida de los pueblos que por la sequía carecen aún de la que antes extraían de la lluvia o de acueductos a kilómetros de sus moradas.
Porque hoy en el mundo hay una creciente sequía. Un cuarto de la población mundial, 1.600 millones de personas, carece de agua en términos absolutos y la FAO ha advertido que 1.800 millones de personas en el mundo podrían sufrir su ausencia para el año 2025. Actualmente, alrededor de 1.100 millones de personas no tienen acceso a suficiente agua limpia y 2.600 millones no cuentan con adecuados servicios sanitarios. Aunque el 91% de la población ya accede a agua potable, 50 millones de personas siguen sin contar con ese servicio. En materia de saneamiento, la cobertura es de 77%, pero 103 millones aún no lo tienen. En Africa subsahariana se encuentra el 40% de la población mundial sin acceso a agua.
 Centroamérica se ha visto afectada en los últimos meses, por una grave sequía. En una región, que vive de las exportaciones agroalimentarias y donde la alimentación básica es el maíz y el frijol, la escasez de lluvias amenaza la subsistencia de unos 10 millones de personas que habitan en el llamado “corredor seco”, que cubre la tercera parte del istmo desde el occidente de Guatemala hasta el noroeste de Costa Rica. Allí, solo el 42% de la población rural y el 87% de la urbana tienen acceso al agua potable. Dos tercios de la población, vive en áreas de la vertiente del Oceáno Pacífico donde solo se dispone del 30% del agua. El otro tercio se ubica en la vertiente del Caribe, que genera 70% del agua del Istmo. Esta distribución desigual constituye un factor de presión sobre los recursos hídricos de la región.
En Nicaragua hay 2,500 reses muertas por desnutrición y 700,000 en estado crítico. Felizmente aún hay reservas de energía, porque las plantas de energía eólica del país están generando 184 megavatios de electricidad, de una potencia total de 200 megavatios.
En Chile, desde hace muchos años, aumenta la sequía y también el consumo de agua. Las empresas extractoras de recursos naturales la requieren en grandes cantidades. Debido a ello, los “Chicago Boys”, los mentores de la Dictadura Pinochetista, ordenaron al Dictador privatizar “el vital líquido”, como la llamaban antes los periodistas. Y, pese a que el Código de Aguas la definiera como “bien nacional de uso público”, en 1977 el agua potable de Santiago se vendió al grupo español Agbar que también se hizo dueño de Aguas Cordillera y Aguas Manquehue. En 2002, consorcios transnacionales, eran propietarios del 83% de las empresas sanitarias que se encargan de aguas y alcantarillados. Entre 2003 y 2004 se concretó el traspaso de las empresas de la I a la IV regiones, como también las empresas de la XI y la XII. Estas sanitarias fueron adquiridas por consorcios nacionales como el Grupo Luksic, el Grupo Solari y el “Consorcio Financiero”. Para 2004 casi el 100% de las empresas sanitarias estaba privatizado. Así, Chile se destaca en el mundo.
En 1981 el Código de Aguas introduce mecanismos e incentivos de mercado y limita el poder regulatorio del Estado, favoreciendo a los propietarios. En este Código los derechos al uso de los recursos hídricos son concedidos gratis para siempre, existiendo también gratuidad en el mantenimiento, la tenencia y el uso. Lo más grave: creó varios mecanismos de mercados basados en separar los derechos de agua de la propiedad de la tierra.
Así, el Estado chileno entrega gratuitamente y a perpetuidad los derechos de aguas continentales a las mineras, a las compañías eléctricas, a la industria agrícola y salmonera, mientras el común de los chilenos debe pagar dos dólares por cada metro cúbico de agua potable que consume. En la actualidad del 100% del agua utilizada, 75% es consumida por la agricultura; 10% por la Minería; 11% por la industria y solo un 4% es de consumo humano. La empresa española eléctrica ENDESA es la mayor poseedora de derechos de aguas para uso no consuntivo. Dispone de un caudal de 6.256 mt3/seg., equivalente al 80,4 % del total de derechos de aprovechamiento para este tipo de uso.
Al mismo tiempo, no existen cobros diferenciados por su uso, ni impuestos específicos, ni pagos por descargas de aguas servidas, salvo en los sectores urbanos que están integrados a la red de alcantarillado. El titular que obtiene el derecho de aguas debe declarar dónde y cuándo usará el agua, sea para los fines para los cuales solicitó los derechos de aprovechamiento, o para usos alternativos posteriores, pudiendo mantener en forma indefinida dicho derecho sin utilizarlo. Puede venderlos, arrendarlos o beneficiarse económicamente.
Álvaro Alaniz, antropólogo de la Fundación Avina, especialista en temas de crecimiento sustentable, asegura que el agua que los ecosistemas producen, impide proyectar el modelo económico chileno actual, si consideramos que se basa en la extracción de recursos naturales y que todos ellos usan agua en abundancia en sus procesos productivos no pudiendo ser reutilizada.
La Presidenta Bachelet, este 21 de mayo, preocupada por la sequía, expresó su voluntad de volver al Código de Aguas de antes de 1981, donde el agua era considerada un bien de uso público, anunció un programa de riego en favor de pequeños productores agrícolas, 30 mil millones de pesos en bonificaciones para el sector en 2014 en las zonas afectadas por la sequía y  la construcción de 15 nuevos embalses pequeños. No es posible renacionalizar el agua, porque la Constitución chilena, dejada por la Dictadura, prohíbe al Estado chileno participar en actividades económicas.
Pero el Poder Ejecutivo no ha dado urgencia al Proyecto de Ley, éste permanece en el Congreso. Entre las luchas que se han comenzado a dar en Chile, los comuneros en el norte se han levantado defendiendo el agua para su subsistencia. Las empresas mineras sobornan a los dirigentes, tratan de dividir a los movimientos e incluso hay represión porque la Ley favorece a los dueños del agua, es decir a las grandes empresas.
Dado el poder de los propietarios y usuarios libres del agua, es difícil imaginar un cambio en la distribución de esta, como en la distribución de la mayoría de los bienes de los chilenos. Sin embargo, no debemos renunciar a nuestros derechos. Debemos persistir en nuestras luchas. No debemos jamás a renunciar al Derecho a Tener Sed.

Publicado por
Michelle Azuaje Pirela

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