En la siguiente columna, el economista de la Universidad Andrés Bello, Gonzalo Escobar, reflexiona sobre la importancia de plenificar con realismo los gastos navideños, una de las fechas de mayor impacto para el comercio, para los consumidores y para el sobreendeudamiento. Una problemática ya asumida por la sociedad entera pero sin mayor atajo ante la falta de educación financiera y el bombardeo publicitario y comunicacional dedicado a fomentar y a inducir el consumismo, crear necesidades y estimular el impulso, el deseo, y la aspiración hacia todo aquello que no se puede adquirir. De ahí, la clave del realismo ante la capacidad de adquisición monetaria y financiera de cada quien.
Por Gonzalo Escobar
Cada diciembre muchas familias chilenas enfrentan el mismo desafío: celebrar sin desordenar por completo el presupuesto. Aunque es una época cargada de emociones, también suele venir acompañada de gastos elevados en regalos, cenas, actividades, viajes cortos, que pueden transformar la alegría navideña en estrés durante enero y febrero. Por eso, la educación financiera en adultos es clave para evitar que las fiestas terminen afectando la estabilidad económica del hogar.

Planificar no es complicado: comienza con una lista completa de gastos y un presupuesto máximo según tus ingresos disponibles. Después, prioriza lo realmente importante y determina cuánto puedes destinar a cada categoría. Idealmente, los gastos navideños no debiesen superar el 5% al 10% del ingreso mensual, especialmente considerando los pagos inevitables que llegan a comienzos de año, como matrículas o permisos de circulación.
Adelantar las compras es una estrategia inteligente. En Chile, los precios suelen subir en diciembre por mayor demanda y por el aumento en alimentos tradicionales. Aprovechar promociones como Cyber o Black Friday permite ahorrar sin sacrificar calidad. Registrar cada gasto, incluso en una simple nota del celular, ayuda a mantener el control.

Y aunque lo ideal es no endeudarse, si no hay alternativa, la clave es hacerlo con responsabilidad: endeudarse solo por lo necesario, elegir cuotas que no comprometan gastos esenciales y preferir productos más económicos, como un crédito de consumo con baja CAE. Los avances y super avances deben ser la última opción, dado su alto costo.
Organizarse financieramente no significa renunciar a disfrutar, sino garantizar que las celebraciones no se transformen en una carga futura. Con información clara y decisiones conscientes, es posible vivir un fin de año más tranquilo y comenzar enero sin sobresaltos.