Opinión | 21 Septiembre 2022

¿Cómo poder encontrarnos con la verdad? por Alicia Gariazzo

Columna de Opinión de Alicia Gariazzo, Ingeniera Comercial, ex Directora y socia de Conadecus.

El Siglo XXI se ha caracterizado por el dominio de la industria digital sobre todas las actividades del hombre. En la calle vemos a bebés jugando en sus coches con celulares, solitarios encuentran amor por Internet, otros buscan la fama y un ingreso como “influencers” y hay jóvenes que, rechazando sus vidas reales, se entregan por completo a un mundo virtual construido por avatares inventados según sus gustos personales. En este contexto es imposible imaginar que los medios de comunicación se resistieran a inundarnos una vez más con sus “verdades”, sabiendo además que, pese a la digitalización de nuestras vidas, las grandes mayorías carecemos de herramientas para contrarrestar mínimamente esta maquinaria que funciona a toda hora usando miles de mecanismos de engaño y de ficción. Es por esto que los escépticos debemos unir todas nuestras fuerzas para investigar y correlacionar informes y noticias con las opiniones de los grandes pensadores alternativos que no han podido ser invisibilizadas.

El área de la salud debería ser de gran preocupación de los sectores que buscamos la verdad, tanto por su importancia para el ser humano, como por los cambios brutales, pero muy secretos, que está sufriendo. Solo consideremos que cada vez es más grave usar medicinas generales en forma indiscriminada debido al descubrimiento del genoma humano que está cambiando totalmente las concepciones existentes. En un plazo no muy lejano, cada persona deberá usar solo medicamentos específicos correspondientes a su genética individual.  Esta situación es grave para el cartel farmacéutico, que perderá millones de lo que actualmente gana con facilidad. Ello les ha obligado a impulsar desesperadas formas para aumentar su poder con prácticas monopólicas, fusiones, concertación de precios y multiplicidad de experimentos, incluso en humanos, para patentar nuevas marcas o nuevas líneas de producción más modernas como la semilla transgénica y otras.

Las fusiones han sido gigantescas. La fusión de Sanofi-Synthelabo con Aventis, situó al conglomerado en el tercer lugar de la farmacéutica del mundo, después de la empresa norteamericana Pfizer y de la británica GlaxoSmithKline, ambas también producto de previas fusiones.

La GlaxoSmithKline se ha destacado por los impactos negativos de sus acciones de cartel, al punto de ser llamada por sectores alternativos del Primer Mundo: GLOBAL SERIAL KILLERS (GSK). En diciembre de 1999 la FDA le prohibió la comercialización en Estados Unidos del roviglitazone (avandia) y el pioglitazone. En julio del 2001, la Asociación Americana de Endocrinología la obligó a retirar, por sus efectos secundarios, el avantia. En 2000 el troglitazone o rezulin por  tóxico. En octubre del 2002, fue acusada de haber violado tres cláusulas del Código de Comercio por publicidad engañosa. También fue acusada de falta de información por la autoridad sanitaria Prescription Medicines Code of Practice Authority de ese país, en relación a la promoción del fármaco llamado Paroxetina, Seroxat o Plaxil. En enero del 2002 la Agencia para el Control de Medicamentos de Gran Bretaña la acusó de haber causado 57 muertes con el fármaco bupropión, comercializado en España como zintabac, antidepresivo para dejar de fumar que causa efectos secundarios.

Los últimos numeritos de la GSK se han concentrado en:

  1. Presiones para el alza de precios en EEUU con una acusación del Estado de Nueva York, junto a otros 6 estados norteamericanos. Se le acusa, de pagar a médicos y farmacéuticos para que elijan su marca. En febrero del 2004 tuvo que pagar 147 millones de euros por violación al reglamento norteamericano antimonopolio al comercializar el antiinflamatorio Relafén. También perdió el litigio que entabló en EEUU para cobrar por la patente del Paxil que ya pasó a ser genérico.
  2. El 5 de abril del 2004, The Observer informó que la Glaxosmithkline hizo experimentos de drogas contra el SIDA en bebés huérfanos menores de tres meses en un Centro para niños infectados en Nueva York. Cuatro de los experimentos fueron en niños hispanos o de origen afro americano.
  3. La autoridad británica que controla el uso de medicamentos prohibió el uso de antidepresivos inhibidores selectivos de la serotonina en menores de 18 como el Paxil producido por la GLAXO. Estos medicamentos que reciben distintos nombres como Prozac, Paroxetina, Paxil en EEUU, Seroxat en Gran Bretaña, incentivan el suicidio en niños menores de 18 años, según se comprobó en 12 experimentos. Lo peor, informa la prensa internacional, fue que la empresa conocía esta situación y siguió comercializando el medicamento. Esta noticia no se ha comentado en Chile.

La GSK ya se había destacado públicamente, como otras multinacionales farmacéuticas, por sus experimentos en África y por su lucha por impedir la comercialización de alimentos genéricos en países africanos, especialmente aquellos que combaten el SIDA, dado que es dueña de las patentes de medicamentos anti SIDA en Sudáfrica como el AZT llamado Retrovir, el Lamivudine llamado 3TC y el AZT/Lamivudine llamado Combivir.

Hay cientos de acciones de otros conglomerados farmacéuticos. En junio del 2003 los medios de comunicación internacionales comentaban que miles de hemofílicos se habían querellado contra las empresas Bayer, Baxter Healthcare, Armour Pharmaceutical y Alpha Therapeutic por vender medicinas fabricadas con sangre contaminada y haberlos expuesto a contraer SIDA o Hepatitis B. Estas empresas, habían actuado como cartel impidiendo en forma conjunta, entre 1982 y 1985, el rechazo a estas medicinas y omitieron cualquier referencia a los riesgos de contagio. La denuncia añadía que estas empresas continuaron vendiendo la droga en Asia y América Latina aún después de que ésta se retirara del mercado norteamericano. En Hong Kong y Taiwán, más de 100 de estos enfermos contrajeron el VIH tras usar el medicamento, pero se ignora cuántos lo hicieron en Argentina, Japón, Indonesia, Singapur y Malasia, países donde éste se vendió incluso después de que la nueva versión estuviera disponible. Según documentos internos de la empresa Cutter Biological, se continuó vendiendo el medicamento en esas naciones para evitar quedarse con reservas de la versión vieja, de las que era cada vez más difícil deshacerse en Europa y Estados Unidos. En Chile, El Mercurio se refirió al tema en forma sigilosa y la televisión obvió la noticia. Sólo El Periodista expuso el hecho, pero en general, algo tan grave, pasó desapercibido. Al parecer no existe el medio que no se rinda ante un cañonazo de publicidad millonaria.

Luego de que Chile firmara el TLC con EE.UU los precios de los medicamentos aumentaron hasta llegar a ser 10 a 20 veces más caros que en el resto de América Latina, la batalla por la venta de medicamentos genéricos ha sido dura y la industria farmacéutica nacional concentrada en tres o cuatro cadenas lleva a cabo toda suerte de colusiones y esquemas siniestros para aumentar rentabilidades, como ofrecer medicamentos a crédito con altas tasas de interés. Incluso estas instituciones, supuestamente preocupadas por nuestra salud, ofrecen avances en efectivo, en las tarjetas de crédito que otorgan, especialmente a los clientes de mayor edad. Ahora hacen publicidad por descuentos y rebajas.

Es largo y complejo investigar los desmanes de la industria farmacéutica, pero está claro que la desesperación de este cartel por descubrimientos tales como el genoma humano, los lleva a hacerse de grandes capitales antes de tener que comenzar a preocuparse realmente por nuestra salud, ya que hoy los medicamentos son cada vez más inútiles e inalcanzables para las grandes mayorías.

Publicado por
Conadecus

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