Noticia | 16 Abril 2024

Un problema que llevamos puesto: El consumo de nuestra ropa y sus consecuencias

Esta semana comienza en Chile el Fashion Revolution, un movimiento de moda que advierte a los consumidores las consecuencias de su ropa.

Al abrir nuestros roperos podremos encontrar una larga variedad de prendas, que todas fueron adquiridas en distintos proveedores y que muestran una variedad de telas y colores.

¿Qué tienen en común? Su origen y disposición final, lugares en que compiten en las mismas condiciones antes de estar en el mercado y que llegue a nuestras manos.

Recapitulemos un poco, este movimiento de conciencia a la moda inicia con una tragedia, el derrumbe del edificio Rana Plaza en Dacca, la capital de Bangladesh, en que 1.134 personas perdieron la vida dentro de los talleres textiles.

Un evento que comenzó con los sueños de cientos de trabajadoras provenientes de las zonas rurales de Bangladesh, que se emplearon en los talleres textiles buscando superar la pobreza.

Muchas de las empleadas fueron subcontratadas para trabajar en las prendas de grandes marcas de moda.

El día anterior al colapso se supo que habían aparecido grietas profundas en el edificio. Algunos empleados rogaron que no los enviaran adentro, o accedieron a hacerlo por miedo a perder sus empleos.

Ese día, antes de las nueve de la mañana, los pisos comenzaron a caer dejando solo intacta la planta baja. Los sindicatos aseguraron que no fue un incidente laboral y lo llamaron un “homicidio industrial masivo”.

Imagen del derrumbe de Rana Plaza en 2013, en Dacca, la capital de Bangladesh.

 

La industria de la moda tiene cientos de casos similares a lo largo de la historia, prácticas laborales que sumergen en tragedias una empresa que trata sobre la belleza, identidad y el consumo.

Los procesos de las elaboraciones de nuestras prendas no se distancian mucho de estas prácticas laborales, sino también en sus componentes y residuos.

La industria textil es una de las más contaminantes en el mundo, cuyos residuos en el tratamiento de telas incluyen elementos altamente peligrosos, como arsénico, cianuro, mercurio, niquel, entre otros.

Descarga de aguas residuales, Medellín, Colombia, 2016.

 

Muchos de estos residuos terminan en las plantas de tratamientos de aguas servidas, sin un adecuado proceso de desalinización, vertiendo estos componentes directamente al medio ambiente.

Finalmente, las prendas que son desechadas o que no llegan al comercio vuelven a reunirse, pero esta vez no en los aparadores de tiendas sino en montañas de basura en los desiertos del mundo.

El desierto del norte chileno que se convirtió en el basurero de la ropa usada. (Foto: MARTIN BERNETTI / AFP publicada en La Tercera, El desierto del norte chileno que se convirtió en el basurero de la ropa usada por Nicole Iporre)

 

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Conadecus

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