Opinión | 1 Octubre 2020

“El Ministerio de la Soledad” por Alicia Gariazzo

“El Ministerio de la Soledad” por Alicia Gariazzo, ex directora y socia de Conadecus, publicada en diario El Mostrador

Hace unos días Gran Bretaña creó el Ministerio de la Soledad. Al enterarnos de esta política, aparentemente extrema y por cierto muy original, recordamos cuando en 1972 el Rey del Bhutan, Jigme Singye, expresó que la felicidad era más importante que el Ingreso o el Producto Bruto en cada país, por lo cual se debía calcular la Felicidad Nacional Bruta, FNI, decretando que ello se hiciera en Bhután. Allí el indicador se calcula con una encuesta a la población, tipo diario de vida, con 180 preguntas acerca de su bienestar sicológico, el uso de su tiempo, su vitalidad, salud, educación, protección del medio ambiente y otras similares. Aparentemente las conclusiones fueron bastante optimistas.

Para todos es claro que no solo en Gran Bretaña el ser humano en el mundo actual está solo y que la soledad nos aleja de la felicidad. Esto se expresa en el aumento del femicidio, del suicidio adolescente y que cientos de jóvenes, especialmente en América, elijan vivir dentro de juegos virtuales y dedicar decenas de horas diarias a sus avatares,
creados on line. También, como premonitoriamente lo anunciara Singye, que la felicidad no dependa directamente de ingresos y pobreza. Si ello no fuera así no podríamos explicarnos como un país pobre como Bhután puede ser feliz, que Gran Bretaña cree este Ministerio y que algunos analistas sostengan que la soledad es uno de los mayores
problemas que enfrentan los EEUU, uno de los países más ricos del mundo. Plantean que esta ya constituye un problema de salud pública, porque la soledad mata.

Las primeras causas de la actual infelicidad de la mayoría de los seres humanos en nuestro mundo se refieren a la caída de ídolos. Cayeron los modelos de sociedad, los socialismos reales fracasaron en su búsqueda de igualdad, fuente posible de la FNB, y el neoliberalismo más puro ha demostrado que mayores ingresos globales tampoco llevan consigo la igualdad, ni menos la felicidad. Se dice que disminuir la pobreza sin involucrar otros objetivos, solo logra que los mismos pobres cuenten con mejores ingresos.

En el caso de Chile el neoliberalismo logró ricos con mejores ingresos y pobres también, pero con un 70% de endeudamiento, trabajo precario y/o ilegal.

Saldremos del encierro más pobres, por la imposibilidad de que durante este se pudieran realizar muchos empleos precarios o ilegales y, porque además la propaganda oficial se ha preocupado de desinformarnos más de lo que ya estábamos.

El Gobierno trata desesperadamente de convencernos de que fue el Corona virus lo que aumentó el desempleo. Para ello reitera que en 2019 la tasa de desempleo llegaba a un 7%, solo un 0,3% más alta que en 2018, que era un 6,07%, cifra que en la jerga económica sería casi de pleno empleo. Llegando durante la pandemia a un 13,2%. Este indicador y su obtención son misteriosos, puesto que desde el anterior Gobierno de Piñera lo único que sabemos del INE y su funcionamiento, es que no pudo realizar el Censo correspondiente al año.

Difícil imaginar a encuestadores de empleo en los últimos meses. Lo que es claro es que después del encierro estaremos menos felices y mucho más solos, tanto por las certezas a las cuales llegaremos al darnos cuenta de nuestras realidades, como por el aislamiento que sufrieron los más débiles y vulnerables.

Los mayores de 75 años, hasta hace poco encerrados para no enfermar, saldrán más débiles mentalmente, más inermes y, muchos de ellos, por la crisis a las que los llevó el encierro, incapacitadospara reanudar las actividades que llevaban a cabo previamente.

Publicado por
Conadecus

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